sábado, 31 de diciembre de 2011

Que ye bonito el final

Intentamos ver las cosas de otra manera cuando vemos que llega el final, de alguna manera arrepentirnos de lo malo y enorgullecernos de lo bueno. Somos demasiado vulnerables, tanto como para creer que un año nuevo, es una vida nueva, cuando no es así. 

Tendemos a hacer un balance del 2011, en un lado del alma los momentos buenos, la ilusión, las recompensas, las risas y los amigos buenos, los de siempre o los nuevos. En el otro lado del alma apartamos los momentos malos, los disgustos, los fracasos, las lágrimas y los no tan amigos. 

Tan bajo cae el año como ilusiones y proyectos le ponemos. Mucha salud, suerte y felicidad y nos embarcamos en el viaje de una nueva etapa. O eso quieren que nos creamos. 

¿Cuánto duran 12 meses? ¿Cuánto ocupan 365 días? Ni siquiera valoramos el tiempo que va pasando, no nos damos cuenta de que todo marcha demasiado deprisa y año tras año estamos absortos en nuestra rutina. 


Al final del 2010 pedí textualmente: "Que el 2011 me traiga otro giro de 180º. Que venga loco, con ganas de comerse el mundo o de fumárselo pero que no se le acaben las pilas hasta el día 31 de diciembre." 
Hoy, 31 de diciembre puedo decir que se cumplió mi propósito. Querido año que estás a punto de terminar, has sido de los más grandes y más generosos. No podías haberme dado más y he sido muy feliz. 

Es dificil resumir los años con una sola palabra pero si el 2010  se llevó el sustantivo "esperanza", el 2011 se lleva la palabra "revolución". Ha sido una auténtica revolución en todos lo sentidos y no solos aplicados a mi, personalmente.


2012 a ti no quiero pedirte nada este año, ningún propósito ni ningún proyecto, déjame que me las apañe yo solita , a ver como sale la cosa que me quiero exprimir al máximo sin ayuda. Pero sí que te diría lo que no quiero tener en este nuevo año:


No quiero que la rutina empañe mis momentos. Puedes llevártela para quién la necesite. No me la traigas por favor.
Ah y otra cosa más, quiero donar mi sitio en Salamanca a alguien a quién le guste mucho la fiesta, porque sé que lo aprovechará más que yo. 2012 si te quieres llevar esa ciudad de mi vida, junto con la rutina lo aceptaré de buen grado.


Por lo demás y a los demás. Feliz salida de año. Hagan que los últimos instantes rememoren todo lo bueno de los últimos 12 meses, una uva por cada mes y un beso para las 10 personas que me han hecho disfrutar. Entren con el mejor pie a esta "nueva etapa" que quieren que nos creamos. 
Beban mucho y follen más. 




miércoles, 28 de diciembre de 2011

Nunca te olvides de recoger tu ego del suelo

Se escapan de sus labios una historia llamada a fracasar de antemano, una vida frustrada y un amor perfecto. Ella les pidió a la historia, a la vida y al amor que aflojaran el ritmo, que se iban a caer de bruces contra el suelo, la historia podría terminar, la vida morirse y el amor olvidarse.

En los oídos se escondían sus amigos, a los que solo valoraba cuando echaba de más y a los que recriminaba su falta de atención y su cabeza llena de tabúes. Se los olvidó ahí, a la derecha y a la izquierda de la cabeza mientras jugaban a los escondidos y no llegó a echarlos de menos jamás.

De sus ojos asoman tímidos los problemas, los folios en blanco y la impotencia. Mezcla fatal con su lado más cobarde. Son quienes se encargan de empujarla para que caiga al suelo, para que así su historia, su vida y su amor se hagan añicos.

De su pelo cuelgan felices todos los miembros de su familia, haciéndola daño sin querer, agobiándola y maltratando física y psicológicamente su querido carpe diem. Hacen que pierda los nervios y los estribos que no consiguen movilizar ni su amor, ni sus amigos. Bueno, miento, sí que lo hacen, pero es más jodido de reconocer.

En su ombligo se guardan bajo llave sus proyectos, sus ilusiones y sus sueños, bien cuidados y mimados, son suaves y provocan paz. Huelen a incienso oriental y suenan a Russian Red (más o menos).

Por sus piernas trepan la motivación y la autoestima, las ganas de subirse a la cima de todos sus momentos y la sonrisa con la que enfrentarse a un nuevo día. (Aunque ahora, esta última anda un poco acatarrada y no sale mucho a que la de el sol).
En sus manos está la inspiración. Su amada prosa. En cada uno de sus dedos y guiados éstos por las falanges se encuentra la esencia de cada palabra, cada verso. Su sosiego interior.

Pero ella entera es un conjunto de promesas que no va a cumplir.

Prometió que la historia no fracasaría, que su vida tendría sentido y que su amor estaría loco…  Y ya ves como empieza el texto.
El texto empieza poniendo las intenciones sobre la mesa, barajando las opciones y comenzando a jugar esta partida entre colegas. Pero entonces ella se detiene un segundo, cierra los ojos y no puede evitar pensar:

¿Y tú, en qué parte de mi cuerpo estás?


jueves, 22 de diciembre de 2011

No es una crítica a la navidad, es una crítica a la falsedad.

Bueno, pues feliz navidad o feliz falsedad como prefieran denominar a esta época del año en que la gente saca su lado más falso y los que ya eran falsos/as de pos sí sacan a relucir su experiencia. Esta época del año en la que las personas ponen buena cara (o al menos lo intentan), se hacen regalos, olvidando que los mejores regalos se hacen sin ningún motivo y son emotivos, y se consume por consumir. Todos se olvidan de sus proyectos, de sus ideales, todos son más católicos que nunca poniendo el portal de belén y todos han sido buenos. Las tiendas se abarrotan de gente que por un momento aparentan tener la cabeza vacía, suenan estúpidos villancicos por las calles y hay luces de mil formas y tamaños que te recuerdan que estás en esa época del año en la que se deben apartar los problemas, estar con la familia, comer mucho y beber más. ¿Pero queréis saber una cosa o mejor dicho, recordar? Que mientras tanto, la gente por el mundo se sigue muriendo de hambre, los mendigos pasan la nochebuena en la calle bajo esas estúpidas luces sin que nosotros, en nuestra ajetreada y “feliz” vida navideña hagamos nada por evitarlo. ¿En serio pensáis que es digno de celebrar tal consumismo, tal egoísmo y tal falsedad? Si lo pensáis, entonces feliz navidad, sigan con sus vidas, consuman más que nunca, abrácense a quien no se abrazan el resto del año y sigan con su “sonrisa” en la cara como si no pasara nada. Si no lo pensáis, simplemente feliz vida, feliz resto del año. 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Podría hablar de él y otras mentiras

Podría hablar de él. Podría hablar de su pelo desdeñado, descuidado y sin retoques, llamándole vago desde ahí arriba, podría hablar de su boca, de la comisura de sus labios, dónde se esconde toda su esencia, cuando se ríe y del calor que desprenden sus dientes matizando eso que dicen que se llama perfección, de sus ojos oscuros cuando me miran fijamente, cuando me buscan o los busco. 
Podría hablar de sus pestañas, que le destacan (o será que me encantan cuando le miro de perfil o cuando esconde sus ojillos en un leve pestañeo, o baja la mirada ) podría hablar de su nariz, cuando me roza con ella la mejilla sin querer y me vuelvo loca, sin querer también. Podría hablar de las veces que quiero bajar la mirada hacia el suelo y estamos muy juntos y tengo miedo a derretirme. Podría hablar de sus orejas, de lo que me gusta dibujarlas con los labios y que escuche muy cerca mi respiración y mis comentarios estúpidos  románticos. 
Podría hablar de la textura de su cara cuando la recorro con mis besos, de su cuello, diana perfecta para mis caricias y enredos, podría hablar de la línea perfecta que forman sus hombros, rozando el cielo con su sencillez, de su espalda cuando me abrazo a ella y parece que estoy abrazada al mundo, de la seguridad que me proporciona recorrer con mis manos toda su columna vertebral mientras su aliento me devora por dentro, podría hablar de su voz cuando me canta, cuando me habla y de su astuto oído para evitar las cosas que no quiere escuchar. 
Podría hablar del dibujo perfecto de su silueta en la oscuridad. Podría hablar de las arrugas de su camiseta recién planchada cuando pasa mucho tiempo escuchando a ese escritor, del que no quiero hablar. 
Podría hablar de lo que me emociona y me encanta cuando todo su conjunto de perfecciones (de las que me tiraría hablando horas) se ponen de acuerdo para darme seguridad y confianza y yo no puedo hacer otra cosa que mirarle sonriendo mientras me muero por subirme de nuevo a ese mundo al que me lleva y que traspasa todo lo terrenal. 
Podría hablar de él, pero no lo voy a hacer... Porque en realidad nunca estuve enamorada de ese chico. 


2009

martes, 13 de diciembre de 2011

A la mierda con tó!

Que ya está bien de principitos y princesitas, que hasta éstos, y sus papis, están pidiendo una república a gritos, a la mierda con la imagen de mujer ideal de esta sociedad, que yo ya no quiero ser tu princesa, cámbiame mejor por tu musa, y si tú quieres venir de príncipe mejor entierra tu corona y vente con una mochila o una guitarra debajo del brazo. Que de tanto mirar al cielo nos estamos quedando ciegos y tropezamos por el camino, más de dos veces con la misma piedra y eso ya no es propio del ser humano. No valen cuentos o historias felices, que las perdices también tienen derecho animal. Cansada de las rutinas que son basura y los intentos de delirios de grandeza inservibles. No me vengas con relatos sin intriga y con verdades que dejan indiferentes. Somos lo que somos porque creemos en ello, así que saca del desván las ganas de vivir y deja vivir. Que los niñatos y niñatas que cobija el materialismo se queden hoy en casita con su "BB" y su vida en ese delirium tremens que intentan camuflar. Que se salven del delirio los que quieran. Y si me quieres volver conquistar, hoy me vale con que te creas que soy la persona más rara que conoces, de las más locas, pero la que más te ha hecho soñar con escapar de la rutina. Y créete también que la única forma, la única, que tengo de comprometerme contigo es escapándonos juntos a cualquier parte del mundo dónde me prometas que todos los días me voy a enamorar de ti y no valgan ni los para siempre ni los finales felices, porque yo no quiero hacerte feliz, (eso es tarea individual majo) yo quiero hacerte vivir y soñar. Y que se jodan.


PD: No se bien si el texto se redime en romanticismo, política o calidad de vida social, pero que quede claro, que al final esto de la superficialidad y el capitalismo tampoco está tan mal, sino ¿de qué nos quejaríamos? 

domingo, 11 de diciembre de 2011

Al mundo, sin pretensiones

Los tabús son inservibles, agonizan a la humanidad en una mentira como es pensar que si hablamos de ellos les perderemos el respeto. Sexo, drogas, sida, cáncer, soledad, miedo. ¿Por qué poca gente habla de sus miedos? Valentía, fuera prejuicios y sesgos.
Y hablando de tabús...


Cuando caes enfermo no te brindan un manual de instrucciones acerca de cómo actuar cuando la situación se descontrola, todos miran con pena, con una lástima que deja entrever ese odio de los que piensas que “tú te lo has buscado”. Cómo si pudieran elegir estar enfermos o sanos, cómo gente lujuriosa, promiscua, drogadictos o prostitutas. La gente cataloga como si poniéndote una etiqueta te fueran a salvar del delirio, o mejor dicho, salvarse ellos del delirio que tú llevas en procesión por dentro. Porque lo peor de caer enfermo no es el estado físico, sino la enfermad que tiene que sufrir el alma, que no se trata con pastillas o vacunas, que no se cura con quimioterapia o anticonceptivos.
Porque las enfermedades crónicas son, en general, una realidad a la que intentamos ocultar la cara, una situación que sufre de sordera, nadie escucha, nadie siente, y mientras ellas se cobran vidas a su antojo. Como si fuera algo que no nos va a suceder a nosotros, porque no somos ni promiscuos, ni drogadictos ni prostitutas. Porque utilizamos anticonceptivos sólo pensando en el niño que puede crecer en nuestras entrañas, pensando que arruinará la vida de aquel que lo porte. Sin embargo, hay algo peor. Eso que crece también en nuestras entrañas que se llama sida, gonorrea o sífilis. Que nadie valora, nadie piensa. Y la gente cree que por no pensar en ella, no caerán enfermos. La enfermedad del alma que se llama incultura, mente aplastada, impasible; que se venden a la sociedad llena de tabús de la que hablaba al principio, a las modas, a la música comercial, a las operaciones de estéticas y a un estilo de vida puramente físico, tan superficial, que nunca se han mirado al espejo sin ver más allá de una cara bonita. 



martes, 6 de diciembre de 2011

El cielo se ha dibujado hoy por estos dos locos


Los besos carmesí de primera hora de la mañana, mientras contemplan la ciudad que se ha despertado mucho antes que ellos y avanza atónita hacia el compás de un nuevo día, mientras ignora con todas sus fuerzas a aquellos locos que la miran y se ríen desde el último piso de un edificio indiferente. Los locos se besan y se abrazan, mientras su pelo se alborota y beben un zumo de naranja que sabe a pedacito de cielo y fuman su primer porro mañanero. Sus pupilas dilatadas no se miran, no se encuentran en el firmamento porque la ciudad se presenta mucho más excitante.
Avanza el letargo del día y ya el sol se posiciona en el centro del cielo, imponente, cálido y a la vez tan distante, que parece frío, del más puro hielo, apuestan el par de locos. Aún no han salido de la cama y continúan arremolinando sus cuerpos en una sola figura, rodeada de sábanas blancas y ceniza. Él se acerca a la mesita de noche y del primer cajón extrae un libro tan viejo como el sol y como si se le conociera de memoria lo abre y comienza a leer, es un poema de Bukowski, se tira hacia atrás y cuando ha quedado completamente tumbado, su voz se hace más fuerte y más tierna, a la vez que ella se derrite ante sus palabras.

Llega la noche, sobria y penetrante y comienza el duelo del vino, abren la ventana y dejan que el aire frío de la ciudad entre y campe a sus anchas por la habitación y por su cama. Entonces ella saca una guitarra y se propone enamorar a su loco en cada nota y en cada verso que salga de su garganta, y a él se le dibuja una sonrisa en la comisura de los labios mientras saca la marihuana y comienza a liarse otro porro, justo después de haber brindado con la copa de vino blanco y haberse prometido no quererse nunca, más allá de la locura sobre la que estaban viviendo y más allá de la ciudad que les había visto ser ellos mismos.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Olvidar y vivir

Y es curioso, porque me acabo de dar cuenta, así de una forma tan sinsentido y cuanto menos surrealista, de que no te quiero. Si, más vale tarde que nunca y ya está bien, porque tanto pasado para aquí y para allá empezaba a pesarme y a hartarme.
Hasta aquí llegó la historia que nunca tuvimos, los besos que no nos llegamos a dar y las “sonrisas” que siempre me sacaste, esas que me demostraste que valían igual que las lágrimas.
Y ya no te quiero, por lo menos en mi vida y eso es un gran paso.
Olvida la historia de amor que no fue nuestra, olvida el día que nos conocimos, olvida el día que nos olvidamos, olvida las verdades y las mentiras, olvídate absolutamente de todo y no vuelvas a aparecer por esta vida en la que ya no eres bien recibido. 

Si alguna vez piensas en todo lo que recorrí para verte, acuérdate de que también hice viaje de vuelta y esta vez, para no volver.

Laura, desde sin ti.

(Julio, 2011) "Los detalles escabrosos han sido eliminados del texto, por motivos personales, o eso me han dicho".

jueves, 1 de diciembre de 2011

Esta vida a posteriori...

Es curioso que la vida se nos presente tan extravagante cuando no te lo esperas, que te sorprenda y no sepas como se reacciona en esas curiosas ocasiones. Porque es curioso, que cuando te paras a pensar, te detienes un segundo y dices ¡Basta! De alguna manera algo se rompe, ese lazo que te ataba a ese estilo de vida, que no querías, pero que no podías elegir. Y es curioso, porque ese momento decide tu felicidad y partir de ese segundo de un día cualquiera de una vida cualquiera el cielo brilla más. Y la libertad recorre tu cuerpo apoderándose de tu ego, eres feliz y no se te nota, pero no importa, porque lo eres y tú lo sabes.



                                                                                           11 de Julio de 2011

domingo, 27 de noviembre de 2011

De la única forma que sé.


Supongo que a veces cuesta deleitarse con una neblina de versos y de prosa grabados a pluma sobre una hoja de papel en blanco, que requiere la más mínima certeza de poder leerlos sin encontrarse apesadumbrados por una puesta en marcha de miles de neuronas que se disponen a volar por un mundo que se escapa de las realidades y con su consecuente lluvia de ideas y de versos que resbalan por una cabeza, unos ojos y una vida que hasta entonces habías llamado tuya. Sin embargo, a veces sucede que unas palabras martillean más que otras y a partir de ese momento ya no se sabe cómo continuar evitando pensar que has leído las líneas de una hoja en blanco que marcarán un nuevo camino a partir de ahora. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

Otra dimensión que no les pertenecía

Dos extraños, vidas en mundos opuestos pero paralelos. ¿Cuánto pueden llegar a rozarse dos cuerpos? En realidad, nunca lo supieron, no se mide el placer, no se mide el ego. Se mide la droga, se miden las páginas de los libros, se miden los versos y se mide el tiempo. Justo lo que les sobraba a ambos...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

En el fondo, todos somos un poquito mortales.

Cuando le pedí a Julián que me rescatara del frío optó por poner en alerta todos mis sentidos y los suyos en un compás que recordaría mi suerte un poco más adelante, mi cara descompuesta denotaba el miedo que me producía aquella tarde lluviosa de abril, en la que había hecho más frío que en todo el invierno, muy sutil me supliqué a mi misma que no se me notara que lo que pretendía era que él hiciera de mi miedo una cometa y la lanzara a volar lejos pese a darme miedo las alturas, que me dejara tan sola como para ni siquiera sentir miedo, que la soledad me hiciera sufrir, que me hiciera tanto daño que aventajara mi querida suspicacia, el único de mis temores del que no quería desprenderme, quería que Julián me susurrara palabras al oído, que me enredara de sus despojos y así me convirtiera en la reina de las mezquindades que me solía contar cuando aún creíamos que éramos solo niños. 

Cuando fumábamos porros en la puerta del colegio y parecía que podíamos eternizarnos en aquella estupidez, los dos con la nariz roja del frío y el porro consumiendo nuestra vida y aventajando las ganas de besarnos. Julián siempre me dejaba las últimas caladas porque era frecuente en mí pensar que contenían vida y yo quería que se apagara en mis labios para empaparme así de calor. Pero aquella tarde no era como las demás que habíamos vivido ninguno de los dos, era la tarde en la que le pedí antes de marcharse, que me guardara en una cajita todos los besos que iba a ir perdiendo a lo largo de la vida, para que en futuro pudiera arrepentirme del 99% de los pasos que diera. Era la tarde en la que lo perdería para siempre, la única tarde de toda mi vida que pesaría sobre mi conciencia el resto de mis días. Por eso ya tan solo quería que Julián me rescatara del frío y me dejara sola, porque no había motivos para eternizar más la agonía. Abrió su fría y pequeña mano y reposaba un trozo de papel sucio y ajado sobre ella, me pidió que lo cogiera y que lo leyera cuando estuviera sola que así siempre quedaría la llama por si algún día necesitábamos resurgir de nuestras cenizas como el ave fénix de los cuentos de los que hablaban los niños.
Julián y Lillith ya no se querían y los dos lo sabían, era un hecho que martilleaba en las conciencias de cada uno, recordándoles que aunque lo hubieran intentando, ya no eran inmortales como cuando se amaban.

Oviedo, 7 de noviembre de 2010.
(Devuélveme la inspiración, cuidad de la lluvia, que te la quedaste toda)

sábado, 19 de noviembre de 2011

A veces pienso, y luego no soy nada.


Soy una extremeña sin acento, una española sin sentimiento y una ciudadana de un mundo convencido. Soy una loca sin un loco, incompleta, surrealista. Soy el verso de una prosa, y la prosa de una canción de puro rock. Rock en sangre que se lleva innato y en la piel va grabada la memoria de todas las canciones de una vida que puede llamarse mía o no, según se comparta. Compartida tengo el alma entre miles de lugares y 7 personas a lo sumo. No sumo metas, sumo sueños y los dos más grandes de todos ellos los cumpliré, vaya que sí. Sí estoy segura de lo que quiero y obvio si algo no me gusta lo ignoro, paso de ti, y aquí no ha pasado nada. Nada aportaron. Y nada siguen aportando, mejor la verdad. Esta extremeña sin acento no os necesita. Pero no me faltéis anda. Que os echaré de más, por si teníais alguna duda. Dudas y viceversa es lo que detiene el mundo, la vida y su consecuente felicidad. Felicidad es un nombre propio, es una forma de pensar, igual que el nihilismo, hedonismo, estoicismo. No soy estoica precisamente. Soy más natural, quizá algo hedonista, pero no quiero presumir. Presumo de no ser una persona religiosa, porque si que tengo fe, eso no me falta, mi dios son las personas y mi fe está en la humanidad. La confianza da asco y en mi caso es ciega. Sí, por si alguien no lo había cogido, tengo demasiada confianza en la gente. Gente es el motor de la vida, de las cosas, del universo y de mi corazón. Valiente corazón que traspasa fronteras el mío. O eso me hace creer el muy cabrón. Cabrón, te define a ti, guapetón. Guapetón es lo que no eres, pero no te guardo rencor por eso, sino por ser quien eres, que no es poco. Poco es lo que me gusta esta ciudad que cala hasta los huesos con su frío sin sentido y su calor que deja a medias. Medias que tú me dijiste que nunca te pondrías, lo respeto. Respeto por todos y para todos, paz y amor, ¿dónde está el movimiento pacifista que este mundo pide a gritos? Gritos, no me grites, gritos que no das, ni a mí ni a nadie. Nadie está ahora. Y ahora… ahora es el momento de soñar y dejar de sobrevivir por un tiempo. 

viernes, 18 de noviembre de 2011

Buscaba frío, pero el calor le sorprendió

Tómate un café ardiendo mientras escuchas a Bob Marley, de fondo el claxon del taxi que te llevará al fin del mundo cualquier día de estos. Serpentea con tus manos la taza que reposa sobre la mesa y enciéndete un cigarrillo, de esos que avivan las impresiones y apagan las penas, lee el primer libro que encuentres, un párrafo y escribe lo que se te pase por la cabeza para liberarte de tu realidad. Piensa en caliente que en frío solo lleva a la preocupación y desátate de tus rutinas y miedos. Saborea el café mezclado con nicotina y no te sientas culpable por ello. Como un buen baño de agua caliente con sales o pétalos de rosa. Haz caso omiso del camarero o la gente que te mira raro por tener en tu mesa papeles revueltos, gotas de café esparcidas, libros o discos viejos, como si son de vinilo. Procura sentirte vivo o viva según se mire. No te acuerdes de nada, olvida tu pasado y no intentes planificar tu futuro. Cierra los ojos y siente lástima por lo que no pueden soñar. Enciende tus pupilas al calor del café y no llores. Que no te vean llorar. Procura alimentarte de dudas que enervan el alma. Fuma hasta que te tiemble el pulso y no sepas como deshacerte del resto del mundo, que ese es el verdadero estado sublime. No tengas miedo, solo es un café, solo son pensamientos sobre una mesa que no tardarán en desaparecer, a menos que los escribas. Intenta imaginar tu cara en ese momento, tus pupilas dilatadas, tus finos labios temblando de miedo, tus mejillas sonrosadas por el calor, tu nariz sin dejar de respirar, y siéntete atractivo. Vuelve a sonar el claxon de aquel taxi, hoy no te apetece ir al fin del mundo, quizá mañana. Hoy dedícate por completo a ti, a quererte un poco que ya va siendo hora. Que el café, ese cigarrillo, ese libro, esos folios en blanco y esa música de Bob Marley sean tu mejor amante, tu mejor orgasmo, tu mejor porro, tu mejor sonrisa. Que el resto de cosas que podrías enumerar en una lista se alejen hoy de ti, que no te hagan vasallo de sus superficialidades. Hoy, es tiempo de creerte el ombligo de tu propia vida. De tomar las riendas de tus segundos. Tic, tac, tic, tac...

miércoles, 10 de agosto de 2011

Que no va de verdades la cosa, resumiendo

Primera y única verdad del blog: Utopía Descalza es una ironía. 
Las utopías llevan zapatos grandes para dar enormes zancadas entre la muchedumbre y no lastimarse los pies por andar descalza. Para no cojear del lado débil, sin embargo, la ironía me suena apetecible, apacible. Me resuena en una centellada de versos que se me escapan a borbotones de los ojos cuando lo leo.
Es una verdad a medias, en realidad, de esas que no se entienden, pero suenan utópicas. 
Lo cierto, es que quería hacer un blog que recogiese en forma de diario imaginario las memorias que no son mías, ni tampoco lo pretenden ser, esos detalles maquillados de los que me olvidaré al cruzar la esquina si no tengo un blog que me lo recuerde. 
Así que adelante con el proyecto, cierro los ojos, y a por ello. Y como modo de presentación rápida, me sirve. Solo necesitaba un empujoncito. Gracias cabecita loca, por deleitarme de prosa una vez más.
La imagen, es una de mis pequeñas musas, una fotografía sublime, tomada en un estado sublime.