miércoles, 25 de enero de 2012

Cien flores

Subir a la nube de los imposibles y mirarte a la cara mientras te leo el significado que la R.A.E le da a esa palabra a la que no te pareces ni por asomo. Con rabia y con amor. Bajarte de un tirón a tierra, enseñarte una jodida flor y decirte que tú eres más terrenal que las raíces que están bajo ella. Mirarte a los ojos ya que a los labios no puedo, ponerte cara triste y explicarte que hoy cien flores han muerto en mis manos. Las he paseado abrazadas a mi mientras las llevaba al centro de la mesa que coronarían 20 personas de celebración. Cien flores serán olvidadas hoy. Pero en tu mundo de los imposibles no se puede contemplar y disfrutar la belleza de la vida. Vuelve a ser tan posible como cuando te dejabas dar un beso, deja de creerte que vives en esa nube de los imposibles y disfruta, disfruta mucho de la vida.


domingo, 22 de enero de 2012

Vuela

Esto es un puto bing-bang, que me destroza y me crea, o como una lanzadera, que tan pronto estoy arriba, como estoy abajo. Como uno de esos helados de menta y chocolate y una moneda, que me gasto y me puedo hacer nueva si doy algo a cambio. No sé si madurar nos quita la locura que nos vamos guardando en esa cajita de oportunidades o si es más bien un proceso rutinario de hacerse mayor. Pero sea la opción que sea, si significa perder un poquito de nosotros mismos no la quiero. Prefiero seguir siendo ese bing-bang. Y prefiero que tú también lo seas. Quiero que me lances y te lances, que subas y que bajes conmigo de norte a sur… Pero no quiero ser como ese helado de menta en el que tengo que dar algo a cambio para volver a ser yo, no quiero tener que dar esa pequeña parte de mí para tener que madurar.  Plántate delante de mí con unas cervezas, aquí, en la luna o mientras arde París. Ya maduraremos más tarde, cuando tú y yo, nos despertemos de resaca y se nos quiten las ganas de juerga.

viernes, 20 de enero de 2012

Hablemos si quieres...

 Me gustaría contarte que todo va bien, que soy feliz y no hace frío. Me gustaría que supieras que no tengo un botón en la nuca donde pone retroceso, y que no puedo volver atrás y cambiar las cosas que no nos gustaron a ninguno. Quiero decirte que no puedo cambiar mis errores, pero sí saber donde no tengo que volver a pisar. Con los años de alguna forma se nos graba en la memoria un plano con las pisadas que hemos dado a lo largo de la vida y se nos marca en un rojo chillón los pasos que dimos torcidos o en mal estado. No suena una alarma cuando vamos a volver a equivocarnos. Quiero decirte que solo depende de ti y de mí no volver a errar. De recordar los fallos y evitarlos. De reír por no llorar, de soñar por no abandonarse y de ser felices, aunque fuera, en la calle, todo sea tormenta.

Y me gustaría más que nada, contártelo y creérmelo de una vez por todas.
(A la niña de mis ojos, que me enseño a SER sin ESTAR)

lunes, 16 de enero de 2012

Nunca se ve más allá, en el trasfondo de las cosas pequeñas.

Podemos volvernos valientes cualquier día de estos y escapar más cerca de lo que nadie se imaginaría y dónde jamás nos buscarían. Podemos actuar de forma que solo seamos uno y no pregunten los motivos de por qué tenemos dos cuerpos.
Es muy fácil, pero tú no lo quieres ver, así que seguiremos fingiendo que somos unos cobardes algún tiempo más…

Amor, calla calla, no intentes darme explicaciones, que yo sé que lo que quieres es despistarlos para que no hagan preguntas y nos dejen tranquilos...

Ustedes sigan con sus vidas, que este telón ya se ha bajado y no queda nadie en el escenario…

“Te cuento mientras te guiño el ojo y en el camerino preparamos el paracaídas para saltar”

Los hemos engañado como tontos y hemos huido. No nos busquen, no pregunten. Les explicaré que somos uno, pero tenemos dos cuerpos para huir mejor. Y una cosa más, y la más importante, no vuelvan a llamarle cobarde, no juzguéis antes de tiempo.

miércoles, 4 de enero de 2012

Trozos inclasificables.

Solo buscaba una respuesta cuando se acercó a aquel cementerio en busca de su propia tumba, y la llevó flores durante meses intentando llorar a alguien, llorar al culpable de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor, a ella misma siendo una niña de año y medio cuya alma habían enterrado en una pequeña caja de madera blanca. El cuerpo de Lilith siguió vagando por el mundo y su ciudad durante 22 años más. Su alma estaba ya bajo tierra, echando raíces en aquel mundo paralelo que llamaban cielo. Se negó a subirse al coche que la esperaba fuera del cementerio aquel día de abril, su padre había ido a buscarla y ella le rechazó. Vomitó y lloró hasta quedarse medio desmayada en el suelo y su padre recogía los restos de la que hasta entonces había sido su hija. Aquel día Lilith descubrió que su nombre había sido Almudena y cuando fue a buscar a su madre biológica ésta se echó a llorar aún más de lo que ya había llorado su hija muerta. La vida se la había devuelto veintidós años después, la niña de los ojos negros que la arrebataron de sus brazos alegando que había fallecido por una pulmonía. Le contó que siempre había querido tener una hija para llamarla Almudena, como su mejor amiga. Lilith la abrazó e intentó en vano retroceder en el tiempo y recuperar su pasado paralelo. Quererla como había querido a su madre de siempre. No quería que la enterraran cuando muriese, ella ya tenía una tumba y no quería más. No se pueden tener dos tumbas, una para el alma y otra para el cuerpo, quería que la llevaran flores a aquella, a la que su madre había ido a llorar a Almudena todos los días y que esas flores se secaran junto a las que ella había colocado, que se secaran todas juntas y que no echaran de menos su cuerpo.
Más tarde, Lilith siguió llorando, llorando hasta que se fue del país y lo abandonó todo. Ya no quería a Julián, no se quería a ella misma ¿Cómo iba a poder querer a alguien más?      

martes, 3 de enero de 2012

Versus

Déjala que vaya a buscarte algún día a tu universidad o tu trabajo, que se pierda entre los ojos de la gente cuando tú ya no la miras y no sabes cómo caminar tras ella porque te lleva de ventaja unos 1000 pasos.

Protégela de la rutina, prométela que correréis más que ella, que iréis de viaje y a conciertos de rock.

Inventa para ella un vestido de fiesta más perfecto que la luna y llévala a patear las calles con esos tacones de vértigo, que todos se la queden mirando y tú te muerdas el labio superior mientras sonríes y piensas que está bajo tus brazos.

Déjala que salga con sus amigos el día que ella quiera. Déjala que corra, que baile, que grite, que fume, que beba, que sea libre.

Cuando sea navidad no decores su casa con espumillón y guirnaldas. Mejor colócala más de 100 velas y farolillos de todas las formas y colores, pon en un cd el sonido del mar. Llévala por un pasillo de rosas rojas a la cama dónde haya un cartel enorme con una foto de los dos y dónde rece arriba: gran diciembre soñadora, vamos a ganarnos esta feliz navidad a base de besos y no tan besos.