viernes, 22 de marzo de 2013

Cartas al desconsuelo.


Antes de nada, perdón por estar tanto tiempo sin escribirte, anduve muy liada. Hoy he estado limpiando mi estigma porque tengo cena de empresa y me he acordado de ti. Pensé entonces en escribir esta carta para contarte cómo de mal va todo:

He de reconocer tras mucha meditación que tenías razón. No te equivocaste apenas pensando en cómo estarían las cosas. Está todo muy jodido, la verdad, la hemos cagado pero bien. No sé en qué momento de este camino social perdimos la moralidad pero ya no la tenemos. Es como si tuviésemos una fuga de gas y no hiciéramos nada por arreglarlo, la libertad, la tolerancia, el respeto y la lucha por los derechos de todos se van escurriendo poco a poco por esa fuga que no somos capaces de tapar porque no nos queremos levantar de la cama.

Perdóname, hago esfuerzos pero me cuesta reconocer que nos estamos dejando ganar la batalla. Nunca me habían entristecido tanto como ahora las personas que se tapan los ojos para no ver lo que pasa fuera. No te imaginas lo triste que es comprobar que los cristales de bohemia también son cortantes, que de una forma u otra la mayoría nos hemos llevado un chasco con la política social de este lugar que ya no reconozco como "nación". Si supieras cómo son las conciencias de la mayoría, no darías crédito.

Estamos ante un problema político grave pero me preocupa también eso que llamamos valores y que defendemos con orgullo mientras dejamos que se construya un estigma aterrador a la necesidad de pedir ayuda en esta fría sociedad. Ese estigma o juicio de valor que se alza ante las personas con una enfermedad que no se palpa, tejiendo un muro de hormigón para no mezclarse con la gente que es diferente.

Te recordé el otro día mientras leía a Goytisolo y me reí por no llorar encontrando ciertas similitudes con el mundo del poema y con nuestro mundo al revés: no hay piratas honrados ni brujas hermosas, quizá podamos presumir de un príncipe malo generalizando a toda su “noble” familia pero lo que sí que me entristeció leyendo el poema es que realmente en este mundo al revés los corderos no sean capaces de maltratar al lobo.

Te escribo con pena y con rabia desde este mundo al revés o desde este país boca abajo intentando pensar que las cosas se solucionarán o mejor dicho, cambiarán a mejor. Pensando que esa Pandora aparecerá cualquier día en forma de Lilith trayendo la esperanza que ha guardado todo este tiempo pensando en un mundo mejor.