El miedo a lo desconocido. El miedo a que alguien te
desordene la vida y ponga tus planes patas arriba. El miedo a no ver más, a
perder las raíces, a caer en picado. Salir de la zona de confort, huir en
direcciones opuestas y sentir que ya nada nos pertenece, porque nunca nos
tuvimos. Miedo a tener miedo. Miedo a echar de menos. Saltos al vacío con
nombre propio.
Fuegos artificiales reventado historias, los oídos taponados
por la altura y los ojos centelleantes porque ya no saben dónde mirar. Has
agarrado con fuerza tus manos al vestido, las mejillas son tan rojas como el
corazón del círculo polar y los labios están ardiendo por quedarse callados de
nuevo. Pura vida. Pura huida. El amor en carne viva. Volar alto y saborear la
caída.
¿Qué seremos? ¿Qué nos queda? Seremos las oportunidades
pasando de largo y nos quedarán las ganas. Incompletos y miedosos.
El miedo a todo, el miedo a no ser más, el miedo mientras
huyo, mientras el avión despega y el pasado estalla en mil pedazos.