martes, 28 de febrero de 2017

Los campos de olivos.

¿Por qué Palestina? Me preguntan. Y dicen, que se las arreglen ellos. Y después, vienen a contarme la película sobre el holocausto que les ha conmovido. Y aún no se lo explican. Y aún no me lo explico. 

¿Qué es Palestina? ¿Qué significa Palestina libre? ¿Qué son la Franja de Gaza y Cisjordania? Es una guerra más. Es igual que Siria o Irak. ¿No? Todos árabes. ¿Pero árabe y musulmán es lo mismo? Y no miran, y no la piensan porque las grandes esferas internacionales ya se han encargado de ello. Y los medios de descomunicación también.

Otro F16 sobrevolando Gaza, otro bombardeo, otros cuantos de muertos. Otra colonia en Jerusalén. Otra casa más ocupada. Otro niño encarcelado. Y ellos se lo buscan solitos. La opinión popular sintoniza bastante con lo que dice la televisión, síntoma de que lo están haciendo bien, tanto la entidad sionista como sus secuaces. Y Palestina sigue gritando y luchando y defendiendo su tierra. Décadas y décadas de ignominia, de humillación, de asesinatos. Porque un Estado que asesina a civiles es un Estado terrorista. A no ser que la definición de terrorista haya cambiado y ahora sólo se considere terrorista aquel que es de una determinada raza o profesa un tipo concreto de religión. Fanáticos. 

Israel es occidental porque Occidente es cómplice. Occidente se lava las manos cada dos minutos porque las tiene llenas de sangre. Es la vergüenza en su máxima expresión. Es experto en hipocresía y su lobotomía ciudadana ha echado raíces. Y Palestina resiste. Y luego se atreven a decir que la política no sirve para nada. Y que los extremos no son buenos. Y que la violencia no es la solución. Y que no hay que posicionarse, sino que hay que buscar la paz y la armonía y la felicidad con un hashtag al lado. Y que Israel y Palestina deben llegar a un acuerdo. ¿Y tú? ¿Tú negociarías con el asesino de tu gente? ¿Pactarías dividir tu casa con el ladrón que ha entrado a robarte? Si de repente un foráneo aparece y arrasa tus cultivos, ¿Agacharías la cabeza y asumirías parte de culpa sólo por vivir en el lado equivocado? ¿Tú cómo lo harías? ¿Cómo llamarías a alguien que mata según la raza? ¿Qué nombre se merece aquel cuyo objetivo es exterminar un pueblo? ¿Te posicionarías buscando un acuerdo entre un violador y su víctima? Entonces no sé.

Ojalá no. Ojalá esto se pare. Ojalá termine. Ojalá no sea demasiado tarde. Que ya han sufrido bastante. Porque si no, pienso, que la historia recordará este conflicto como el holocausto del siglo XXI. E imagino, que dentro de 70 o 100 años, veremos películas que nos conmoverán y nos harán llorar y pensaremos qué cómo es posible que pasen estas cosas, qué se violen de tal manera los Derechos Humanos. Y enseñarán los checkpoints y el muro como un símbolo de vergüenza para que no se vuelva a repetir. Y nos sacaremos fotos allí indignados, pensando cuán cruel puede llegar a ser la humanidad. Y si me apuras, hasta nos preguntaremos cómo es posible que nadie lo parara a tiempo.

Cómo puede una nacionalidad ser un delito. Como puede la libertad de un pueblo ser confiscada con total beneplácito. 


Para la mujer de Ramallah, que llevaba en su vientre la esperanza de un mundo mejor.